Dirigente antorchista en Michoacán
20 de mayo de 2012
Se
levantó temporalmente el plantón que sostenían en la Plaza de los Mártires de
Toluca los transportistas, colonos, campesinos y amigos que los apoyaban porque
el gobierno del estado de México se comprometió a hacerles justicia, es decir,
a hacer respetar el derecho de organización y el derecho de trabajar y formar
empresas para realizar actividades absolutamente lícitas. En unos días más,
pues, si se cumplen los acuerdos, los transportistas que no quisieron seguir
bajo la férula de Axel García Aguilera y socios, podrán ganarse la vida como
cualquier otro mexicano y, espero, en paz.
Hubo
otro compromiso, también referente al respeto a la ley y, tanto o más
importante que los anteriores: colaborar estrechamente con las autoridades del
Distrito Federal para identificar, encontrar y castigar a quien o quienes
allanaron el departamento del compañero Homero Aguirre Enríquez y, sobre todo,
a quien o quienes los mandaron.
Ya se ha denunciado públicamente por infinidad
de medios, que dos días antes de que se llegara al acuerdo de respetar y hacer
respetar a los transportistas del Estado de México que llevan años de intentar
sacudirse una explotación sistemática y feroz, el domicilio particular del
vocero nacional del Movimiento Antorchista fue allanado y se tiraron y regaron
por el suelo objetos personales, documentos y libros, sin que nada
desapareciera, todo ello con el claro propósito de dejar un mensaje inequívoco
y contundente.
Un
día antes, varios días antes, muchas semanas antes, Homero Aguirre, miembro
distinguido de la Dirección Nacional y del Comité Ejecutivo Nacional del
Movimiento Antorchista, cumpliendo una tarea encomendada por las máximas
instancias de la organización que expresaban así la solidaridad de todos los
antorchistas de México con los transportistas mexiquenses, había denunciado
valiente, enérgica y documentadamente los escandalosos delitos del pulpo
camionero propiedad de altos políticos y empresarios del Estado de México y
cuya representación visible tiene encomendada el mentado Axel García Aguilera.
No hay, pues, no puede haber ninguna confusión entre la relación de causa
efecto de los fenómenos.
Eran
las siete y media de la mañana, Homero y un acompañante acababan de salir a
trabajar, los autores del ilícito los espiaron y esperaron a que se hubieran
retirado, no les importó que no fueran horas muy seguras para asaltar un
departamento en un edificio de una unidad habitacional en el centro de la
ciudad de México, ni los inhibió que los pudieran ver los vecinos o transeúntes;
conclusión: alguien les garantizó impunidad. “Sabemos dónde vives, qué tienes
adentro de tu casa, a qué hora sales y con quién sales, sabemos todo, te
tenemos en nuestras manos”, fue el siniestro mensaje de muerte.
Llama
la atención también que, el o los autores del atentado, no hayan escogido a
ningún antorchista del estado de México para lanzar su amenaza directa, que no
hayan actuado de esa forma en el estado de México que es donde se desarrollaba
el conflicto, sino en el Distrito Federal. ¿Creyeron que las autoridades del DF
son menos eficientes que las del Estado de México? ¿Cuentan ahí con cómplices
bien posicionados que van a protegerlos? Es difícil responder. No obstante, con
toda seguridad las dudas se disiparán ante los resultados.
En
el Movimiento Antorchista decimos que somos una fraternidad y decimos la
verdad. Entre los antorchistas no nos andamos mordiendo los calcañares por
arribar a los puestos públicos, nuestro orgullo es servirle a la gente modesta
e indefensa para que resuelva sus problemas. Por esa importante razón, y por
otras más que no caben en este espacio, hace ya mucho tiempo que no sufrimos
una escisión ni pequeña ni grande. Los antorchistas, pues, nos estimamos,
sentimos un gran afecto unos por otros. Homero Aguirre Enríquez es un muy
valioso líder antorchista con el que hemos pasado la vida luchando y al que
queremos entrañablemente. ¿Cómo vamos a quedarnos callados cuando sujetos que
no valen ni la tierra que trae pegada a sus zapatos lo amenazan de muerte? ¿Cómo
no vamos a exigir y a estar muy atentos a que se castigue a los autores
materiales e intelectuales de los hechos? No aceptaremos disculpas ni
explicaciones ni chivos expiatorios, se debe hacer justicia. Como se prometió y
como la ley obliga a la autoridad.
Pero
hay más todavía. La amenaza de muerte, el grave riesgo, así lo entendemos, es
extensivo a los compañeros dirigentes del trabajo antorchista en el estado de
México, a Maricela Serrano, a Jesús Tolentino Román y al joven líder en la zona
de Nicolás Romero y miembro del Comité Estatal en el estado de México,
Héctor Javier Álvarez Ortíz. Los compañeros, junto con nuestro Secretario
General, el Maestro Aquiles Córdova Morán, han sido mencionados reiteradamente
en los excrementicios escritos que han divulgado los dirigentes del pulpo
camionero mexiquense y no hemos olvidado que, durante la lucha por la justicia
y la libertad en Querétaro, la casa del Maestro Aquiles Córdova en el estado de
México también fue allanada, que ahí fue muerto a balazos el joven compañero
Jorge Obispo y que su homicidio permanece impune. Las vidas de todos ellos,
pues, sin exageraciones ni amarillismos propagandísticos, corren serio peligro.
Hago, pues, un llamado al gobernador del estado de México, al Doctor Eruviel
Ávila Villegas y al Jefe del Distrito Federal, al Licenciado Marcelo Ebrard
Casaubón, para que se apresuren y concluyan las investigaciones y se tengan
resultados contundentes, pues dilatarlas o arrojarlas al cajón, es aumentar el
peligro que se cierne sobre nuestros compañeros, es, nada más y nada menos, que
jugar con su vida.
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