jueves, 10 de febrero de 2011

La alegría vive en la XVI Espartaqueada Cultural

Tecomatlan Puebla, sede de la décima sexta Espartaqueada cultural del Movimiento Antorchista.
Los ánimos se sienten a flor de piel, las sonrisas de los artistas se dejan ver, pues la competencia está por comenzar. Hay nerviosismo y rostros afligidos porque el momento esperado llegue ya. Y es que muchos han llegado al municipio, días antes de las competencias para apartar un buen lugar para sus artistas. Las manecillas del reloj marcaban la hora programada, pero el jurado aun no hacia arribo en la mesa. Solo vasto pocos minutos para escuchar los aplausos del público, gritando las ya muy famosas porras “Aquiles, amigo, el pueblo está contigo” y “que viva, que viva, Aquiles Córdova Moran”, siendo así el arranque del momento esperado por la mayoría.
El maestro de ceremonia, con su voz ya afinada marcó el inicio del programa con la mención de la mesa del jurado y el pequeño orden de las primeras competencias, iniciando por la categoría juvenil A. “pero que talento la de esos chicos”, mencionaba doña Martha, espectadora de tercera fila en el auditorio Clara Córdova Moran. Y es que los chicos, interpretaron una gran variedad de canciones tan parecidas a sus autores, que el público se embargaba de emoción, inundando las cuatro paredes, con aplausos y gritos entonados, apoyando a su candidato.
La competencia estuvo reñida, mencionan muchos, pero todos confiaban en que el jurado haría la mejor de las elecciones, pues ya son conocedores y profesionales en la materia. Los cuales a no más de 10 min. Dieron veredicto final, pronunciando un empate en el tercer lugar  entre el representante de Tijuana y Oaxaca, el segundo lugar se fue libre con el representante del estado de Puebla, quedando en el primer lugar la bella representante de San Luis Potosí.
Así fue el proceso durante el día en las categorías siguientes, dando culminación de las actividades a eso de las 6:30 y 7:00 pm.
Llego la oscuridad de la noche a Tecomatlan, y los ánimos no cesaban por ningún lado, pues la música y las marimbas resonaban en diferentes puntos del pueblo. Quizás eran ensayos o podrían haber sido festejos, lo único que si se podía percibir, es que las penas y tristezas no existían en esos momentos para nadie. Pues Tecomatlan yace sobre una tierra árida pero inundada de cultivo de flores y copas de árboles que dan paso a la cultura y a las ganas de vivir.

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